Enf. Manuel A. Tresandí Padín
Hace más de 3 años que un 18 de Febrero presenté en el XIII Congreso Nacional AESOP (Asociación de Enfermeros de Salas de Operaciones Portuguesas) una comunicación sobre un tema que por aquella altura no era especialmente destacado en la realidad de la Enfermería de quirófano portuguesa (si bien es verdad que enfermeras como Maria José Dias Pinheiro ya alertaban desde hacia tiempo para su importancia). La comunicación llevaba por título “Errores en el Quirófano. Una realidad”. Aquel día un Enfermero Jefe de Quirófano de un importante hospital nacional comentó despectivamente sobre mi presentación que no había aportado nada de nuevo. Y tenía razón…, en parte. Yo no había inventado, ni pretendía, absolutamente nada y de hecho la presentación buscaba ser ante todo una acción de concienciación. Había basado aquella presentación en las recomendaciones elaboradas por diferentes asociaciones americanas sobre prácticas seguras y por la propia OMS.
Inicié aquella fría mañana de Febrero una pequeña batalla particular que no buscaba elogios ni reconocimientos personales. Me preocupaba entonces y me preocupa todavía hoy enormemente la reducción de la incidencia de situaciones adversas o errores en el quirófano. Sigo defendiendo que la enfermería de quirófano es vital en este aspecto. Han sido 3 años que me han llevado a varios lugares de la geografía nacional, a la vecina España y a lugares tan distantes como Viña del Mar en Chile para presentar comunicaciones sobre este tema. El mensaje en todos casos ha sido siempre el mismo, “Estimados Compañeros/as: Es posible reducir el número de errores cometidos en quirófano”.
La seguridad es un principio fundamental de la atención a los pacientes que llegan al quirófano, y por tanto de la calidad. Mejorarla requiere una labor compleja que afecta a todo el sistema. Abarca a todos los elementos presentes en el quirófano, cirujanos, anestesistas y enfermeros, y requiere un verdadero trabajo de equipo. Todos juntos debemos ser capaces de identificar los riesgos reales y potenciales de la seguridad del paciente y actuar en consecuencia.
La seguridad es un principio fundamental de la atención a los pacientes que llegan al quirófano, y por tanto de la calidad. Mejorarla requiere una labor compleja que afecta a todo el sistema. Abarca a todos los elementos presentes en el quirófano, cirujanos, anestesistas y enfermeros, y requiere un verdadero trabajo de equipo. Todos juntos debemos ser capaces de identificar los riesgos reales y potenciales de la seguridad del paciente y actuar en consecuencia.
Los errores del personal de salud son una de las principales causas de muertes y lesiones en los países industrializados. Nuestros errores han sido objeto de estudio en los últimos años. El Instituto Medico de los Estados Unidos estimó que ocurren cerca de 100.000 muertes cada año directamente relacionadas con errores asociados al personal de salud. De hecho, solo en los Estados Unidos las muertes relacionadas con negligencias ocupan el 8º puesto del ranking por encima de patologías tradicionales como el HIV, el Cáncer de Mama o los Accidentes de Tráfico. No nos enfrentamos a un problema menor.
Para aumentar la seguridad de nuestros pacientes en el quirófano, debemos emprender una serie de acciones que nos deben ayudar a prevenir los efectos adversos. Debemos aprender de los errores, mejorar los sistemas de notificación e huir de políticas ultrapasadas de encubrimiento del error. Todo esto desde una nueva política nacional de no punición. Debemos investigar de forma competente los incidentes operatorios. Sólo así, evaluando el por qué de los errores conseguiremos descubrir fallos dentro del sistema y anticipar debilidades.
En el quirófano, la posibilidad de cometer un error es especialmente elevada, siendo las consecuencias potencialmente catastróficas. Según un estudio de Abril de 2006 realizado por la Agency of Health Research and Quality, la incidencia de cirugías realizadas en el lugar equivocado se verifica en uno de cada 113.000 procedimientos. Ese mismo estudio estima que por lo menos en el 65 % de los casos se podía haber evitado el error si se hubiese puesto en práctica un Protocolo Universal de Verificación Pre- quirúrgica tipo TIME OUT.
A pesar del creciente interés por la seguridad del paciente, todavía es general la falta de sensibilización respecto a este problema. O por lo menos sobre la puesta en marcha de un programa serio que limite significativamente los errores en el quirófano. La capacidad de aprender de la experiencia se ve gravemente mermada por el hecho de no existir en muchos hospitales portugueses una uniformidad en el método de identificación de los pacientes y de los procedimientos quirúrgicos. Resulta fundamental la necesidad de implementar en todos los Hospitales un Protocolo de Verificación del Procedimiento Quirúrgico tipo Time – Out que nos ayude a reducir la incidencia de errores relativamente a procedimientos incorrectos, pacientes incorrectos o locales quirúrgicos incorrectos.
La reducción eficaz de estos efectos adversos para los pacientes exige un esfuerzo conjunto y concertado de todos los elementos que directa o indirectamente participan en la cirugía: cirujanos, anestesistas, enfermeros de quirófano y jefes. Todos sin excepción. Continuar a obviar los riesgos inherentes a nuestro trabajo, despreciando las posibilidades que tenemos a nuestro alcance para evitar una parte sustancial de los errores, debe ser entendido como una franca quiebra de nuestra calidad asistencial. Y este aspecto resulta especialmente importante en los tiempos en que vivimos.
A lo largo de estos 3 años he recibido centenas de muestras de apoyo de colegas de profesión, muchas palmaditas en la espalda y armoniosas palabras por parte de jefes y directores. Verdaderamente poco más. Porque el problema fundamental radica en la verdadera voluntad que tenemos de mejorar las cosas. En la práctica, a pesar de las iniciales muestras de apoyo he sufrido el abandono de compañeros (médicos y enfermeros) que veían los protocolos Time Out como algo improductivo que obligaba a hacernos perder tiempo. Las propias enfermeras jefe, no han sabido o no han querido incorporar este tipo de protocolos a nuestro día a día. Vivimos en un mundo en que se prima la productividad y nos gusta decir también la calidad. El problema radica en la pérdida de equilibrio entre la productividad y la calidad. Perder 10 segundos antes de cada cirugía para enfermeros, cirujanos y anestesistas confirmar el protocolo Time Out parece para algunas personas, algo absolutamente imperdonable.
Nos hemos preguntado alguna vez hasta que punto nosotros, profesionales de la salud, no estaremos siendo negligentes?.
Recientemente ha sido publicado en España el caso de un niño que fue sometido a una cirugía al ojo equivocado. No nos engañemos, casos como estos pueden ser más frecuentes de lo que podríamos pensar. Ejemplos sinceramente no nos faltan. Pero a pesar de que tenemos conocimiento de los diferentes errores cometidos en otros Hospitales, continuamos haciendo la vista gorda y en muchos casos continuamos pensando que eso nunca nos va a suceder a nosotros. Eso será realmente así?. Será que ya no nos ha pasado?. Cuantos de los errores cometidos en quirófano son silenciados por el propio personal que intenta evitar así la sanción?. Quien no ha tenido alguna vez un susto directamente relacionado por ejemplo con el lado en el que se va a realizar la cirugía?.
Debemos entender que por cada caso silenciado, perdemos la oportunidad de entender por qué ha sucedido ese problema. De esta forma no conseguiremos estudiar correctamente los factores que nos llevan al error de forma que podamos definir estrategias reales y adecuadas para intentar evitar ese error. En la mayoría de los casos, un simple gesto, un simple protocolo tipo Time Out consigue disminuir francamente la posibilidad de errores en el quirófano.
De quien es la responsabilidad cuando se comete un error?. De la enfermera jefe que no introduce el Time Out como norma del servicio o de la enfermera que comete el error?. Sin duda es un asunto polémico. Yo digo que de los dos.. Cuando se comete un error que podría ser fácilmente evitable através de un protocolo Time Out, es responsable la enfermera jefe que teniendo los suficientes conocimientos (o por lo menos debería tenerlos) no crea ni aplica la norma. Es culpable por connivencia con la situación. Pero igual de responsable es la enfermera que comete el error, que sabiendo de la existencia de este tipo de protocolos Time Out, no exige su aplicación en el día a día. Existe responsabilidad de la Enfermería, de los anestesistas y de los cirujanos. En definitiva, todos aquellos que habiendo tenido acceso al conocimiento de estos protocolos, continúan a desvalorizar su aplicación, simplemente por comodidad o porque creen que es tiempo perdido.
Como es posible que en los quirófanos todavía haya profesionales de salud que ni siquiera confirman la identidad del paciente que se está operando?. O que simplemente no hayan preguntado cuál es el lado de la cirugía?. En definitiva, debemos preguntarnos si todo el equipo ha comprobado que es el paciente correcto, el procedimiento propuesto y el lado correcto?. Será acaso que “perder” 10 segundos en realizar el momento Time Out inmediatamente antes de la incisión no se justifica por el simple hecho de no cometer un error que, recordemos, en última instancia lo va a sufrir el paciente?. Porque no olvidemos que la verdadera víctima de un error cometido en un quirófano es siempre el paciente.
Queremos que se nos reconozca como profesionales altamente cualificados y responsabilizados. Creo firmemente que la enfermería ocupa cada vez más un lugar más importante y destacado dentro del organigrama de la salud. Pero para poder alcanzar esos objetivos que ansiamos, y por los que luchamos, debemos comprender que también tenemos una fuerte responsabilidad en nuestro trabajo. Obviar la posibilidad de mejorar los cuidados que prestamos a nuestros pacientes no puede ser sino, considerado como una negligencia por nuestra parte.
A nivel personal, he ganado la batalla de la consciencia, pero siento que he fallado en lo más importante. La aplicación de los protocolos Time Out. La AESOP precisamente este año ha lanzado una agresiva campaña de consciencialización sobre las prácticas seguras. Una vez más ha sabido abordar de frente un problema importante en la enfermería de quirófano. Me parece que en esta altura, ya nadie debe alegar que desconoce las recomendaciones sobre prácticas seguras. Queda mucho por hacer, pero ahora, lo que realmente es necesario, es el compromiso unánime de todos aquellos que trabajamos en un quirófano. Los procedimientos seguros en enfermería están para quedarse. Pensar que éste es una meta de unos pocos es una filosofía equivocada.
Ya lo decían los antiguos.
Herrare humanum est, perseverare diabolicum.
No hay comentarios:
Publicar un comentario